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¿Comprarías una prenda de ropa que destinara el 15% de su precio a una causa solidaria? 

Esto ya es posible  gracias a Uttopy, un proyecto que combina la moda con la solidaridad. Inés Echavarría es antigua alumna de ESADE (Lic&MBA 03 / PMM 10) y colaboradora en ediciones anteriores del proyecto ESADE Alumni Social. Junto con su compañera de la universidad Cristina Fernández (DIN 11), han creado esta marca sostenible de moda solidaria que genera colecciones de ropa que abanderan una causa social. Su intención es buscar una nueva forma de solidaridad más alineada con las generaciones más jóvenes, que están muy distanciadas de la colaboración más tradicional con las entidades.

Por el momento, han presentado seis colecciones, todas en nombre de una causa solidaria distinta: Zero Hunger, con la ONG Mary's Meals-; Born to be extraordinary, para la investigación médica de las enfermedades raras, de la mano de la ONG DgeneraciónGo wild for life con la Fundación Oso Pardo, que lucha para la conservación de la biodiversidad;  I've got hope, con la Fundación Mambré, y finalmente las colecciones We are the ocean Stronger Together, de la mano de la ONG Oceana para proteger el océano y denunciar la pesca ilegal .

Todas las prendas se producen de forma respetuosa con el medio ambiente, y cuentan con la participación de diseñadores profesionales, que ponen su granito de arena para cambiar el mundo. A finales de 2016, lanzaron una campaña de micromecenazgo para dar salida a las primeras cuatro colecciones y conocer de primera mano la opinión del público, con el fin de incluir sus ideas a sus proyectos de futuro. 

¿Con que intención nace Uttopy?  

Buscamos una nueva forma de ayudar a que llegue a las nuevas generaciones. La gente joven está muy habituada a comprar moda, y de este modo le ofrecemos una alternativa que, además de proporcionarle un producto que satisface sus requisitos, permite colaborar con una causa y, lo que es más importante, ayuda a concienciar. Nuestra intención es educar y mostrar la realidad a partir de las historias que cuenta nuestra ropa.

¿Es una forma más fácil y cercana de colaboración?

Sí, intentamos ajustar al máximo las prendas a los precios de mercado. Y nuestra intención es ajustarlas aún más en el futuro. Al final lo que intentamos es añadir el valor de la ayuda a una causa dentro de un diseño atractivo, a un precio que está dentro de los parámetros del mercado. Es una forma de introducir la ética en los productos. 

 Hace pocos meses habéis lanzado dos nuevas colecciones, con una misma temática. ¿De qué se trata?

En estas nuevas colecciones, colaboramos con la entidad Oceana y también con la escuela de diseño Elisava, donde realizamos un challenge con los estudiantes para elegir el diseño de las prendas de las dos colecciones. Fue un proceso con un jurado que seleccionó a los finalistas, y Uttopy y la ONG escogimos a los ganadores. Se trata de dos colecciones distintas, con una línea gráfica diferente, pero que van dirigidas a la misma causa: la protección de los océanos y la denuncia de la sobrepesca. 

En esta caso, ambas colecciones comparten una misma temática, pero las demás colecciones apoyan causas muy distintas. Entre la infinidad de temas del tercer sector que necesitan apoyo, ¿cómo decidisteis a qué organizaciones ayudar?

Es un proceso complicado; no gustaría ayudar a muchas más. Lo que hacemos nosotras es combinar, por un lado, aquellas causas que consideramos más relevantes y que generan empatía social, con la estacionalidad del tema y el momento del lanzamiento de la colección. Hay temas que generan mayor empatía según la estación del año en que nos encontremos. Por ejemplo, buscamos qué temas pueden llegar más a la gente por Navidad o bien en verano –temas relacionados con el mar, en el caso de las nuevas colecciones que estamos lanzado ahora.  

El reto es poner en códigos de belleza y positivismo algo que es una problemática social importante

Has comentado el papel del diseñador, en este último caso han sido estudiantes de la escuela de diseño Elisava. ¿Cómo colaboráis con ellos?

Nosotros buscamos siempre que haya una empatía entre el diseñador y la causa. El reto que les presentamos es trasponer a códigos de belleza y positivismo una problemática social importante. Son realidades duras, pero que tienen recorrido para hallar una solución. El reto de los diseñadores es hacer visible este camino. Por ello es muy importante la empatía y la sensibilización con la causa por parte del creador. Las líneas de colaboración son diversas, desde diseñadores reconocidos hasta agencias de comunicación, pero siempre con la empatía y la sensibilización como ejes.

Por parte de las ONG ¿cómo se ha acogido el proyecto?

En general, el concepto gusta mucho, tanto a las entidades grandes que buscan nuevas formas de llegar a la gente, como a las entidades pequeñas que buscan crecer y darse a conocer. Porque, básicamente, el proyecto se convierte en una herramienta más de que disponen las organizaciones para recaudar y, sobre todo, para concienciar. Y, además, una herramienta para llegar a la gente de una forma distinta, más fresca. 

¿Cómo iniciasteis la aventura del crowdfundig?

Lanzamos por crowdfunding las primeras colecciones, sobre todo con la intención de observar la reacción de la gente. Decidimos realizar un crowdfunding de recompensa, que funciona a modo de precompra. Nos sirvió para ver si a la gente le gustaba el concepto, si los diseños empatizaban con las causas que había detrás y qué causas generaban más empatía, ya que intentamos proponer cinco ámbitos muy distintos entre ellos, para dar más opciones y, en definitiva, aprender del consumidor. Aprendimos mucho de la experiencia y, a partir de estas primeras cinco colecciones, nace todo el plan de Uttopy para este año… y ¡esperemos que para muchos más!  

¿Se convertirá el crodwfundig en un pilar fundamental para la innovación en el tercer sector?

Debería, pero no va a ser fácil. La recaudación media de los proyectos oscila entre los 3.000 y los 4.000 euros, aunque actualmente algunas organizaciones, como Proactiva Open Arms, han conseguido financiar proyectos de 100.000 euros. Pero, para que salga bien, se debe trabajar muy bien la campaña; no basta con poner un anuncio y que lleguen las donaciones, sino que se tiene que comunicar bien y crear valor. La gente no apoya un proyecto si no le aporta un valor. Una de las líneas que tenía Uttopy en el momento del lanzamiento del proyecto era que las entidades se involucraran y aprendieran del proceso, para que así se atrevieran a lanzar sus propios proyectos de mecenazgo. Creo que es una herramienta muy interesante, sobre todo para las ONG, puesto que si aprenden a explotar el sector tendrán un potencial de crecimiento brutal.

Cuando lanzas un proyecto de crowdfunding, acabas trabajando en la idea que presentas, si realmente existe un interés para que trabajes en ella

Entonces, ¿recomiendas la experiencia tanto a las ONG como a los emprendedores?

Yo soy una gran defensora del micromecenazgo; me parece una herramienta que abre un montón de posibilidades a los emprendedores, a los creadores y a las entidades. Además, permite un contacto directo con el mercado y con el público. Cuando lanzas un proyecto a través de crowdfunding, acabas trabajando en la idea que presentas, si realmente hay un interés para que trabajes en ella. Involucras a la gente en esta fase de creación y el proyecto ya no es solo tuyo, sino que pasa a ser de todos. El fracaso en crowdfunding no existe; puedes no alcanzar tu objetivo, pero el aprendizaje que te llevas es enorme: observas tus fallos y tus mejoras. Lo recomiendo totalmente, siempre acompañado de una estrategia y con la intención de crear valor.

¿Cuáles son los siguientes pasos de Uttopy? 

Nuestra expectativa es lanzar cuatro colecciones más. Dos durante los meses de primavera y verano, otra en setiembre y otra por Navidad. Cuatro nuevas causas, con una nueva gama de moda, que vendrá acompañada seguramente de complementos en alguna de las colecciones. Nos interesa mucho explotar el canal de venta online y, sobre todo, seguir contando con la opinión del consumidor. Pero, además del mercado online, queremos estar presentes en eventos, en festivales y, en definitiva, en lugares que se complementen con la web y donde se explique el producto a la gente. A nivel comunicativo, queremos abrirnos a los medios y a las redes sociales, y lograr la máxima visibilidad posible sin ser intrusivos.

¿Cuál es tu relación con ESADE Alumni Social?

Yo fui alumna del programa de Licenciatura y Máster, y la formación que se ofrece en ESADE me ha robado el corazón. Siempre intentaba enterarme de los eventos que se organizaban, de los proyectos que se creaban, y a partir de aquí descubrí la existencia de Alumni Social y me pareció brutal. Siempre he estado relacionada con el tercer sector de distintas formas, y creo que Alumni Social crea un gran valor para los alumni. Había colaborado antes con algunas entidades haciendo trabajo de campo, y, por mi forma de ser, donde me encontraba más cómoda y creía que podía ayudar más y conectar más con las ONG era metiéndome en las oficinas de las entidades, ver cómo se organizaban y ayudarlas a lanzar proyectos. Alumni Social te brinda grandes posibilidades y ayudas; aprendes; conoces nuevas perspectivas, nuevas realidades, y aportas un valor a una entidad que seguramente no dispone de ese conocimiento, o del tiempo y de los recursos necesarios para dedicarse a ese tipo de proyectos.

¿Cómo fue tu experiencia en los proyectos de consultoría?

Estuve varios años en ellos y me encantó. Por una cuestión de tiempo, no puedo seguir, pero estoy en contacto con Alumni Social, voy siguiendo todos los proyectos que salen y me gustaría apuntarme a todos, pero, cuando me comprometo en algo, me vuelco a ello –y tengo que ser realista con el tiempo de que dispongo.

¿Qué importancia crees que tiene que las empresas y las personas que están vinculadas al sector empresarial se involucren y colaboren con el tercer sector? ¿Queda mucho campo por recorrer en este sentido? 

Muchísimo. Básicamente, todas las marcas, todas las empresas, quieren transmitir una serie de valores y quieren dar una imagen. Y, hoy más que nunca, ya no eres lo que dices sino lo que haces. La gente cada vez está más concienciada con las causas sociales. Tener esta ética y estos valores compartidos es vital para el futuro inmediato de las propias marcas. Siempre que desde la propia esencia, y no desde el oportunismo, las marcas trabajen en líneas coherentes con lo que hacen y, además, ayuden y respeten los entornos, van a ser más fuertes, más empáticas, y tendrán a clientes más fieles. Se pueden hacer proyectos espectaculares, en que no solo la empresa ayude a una entidad: las dos se ayudarán mutuamente. Esta colaboración tiene un gran potencial.

Podéis leer más sobre crowdfunding y solidaridad en el blog de Inés Echevarria.