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Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), aprobados en 2015 por las Naciones Unidas y firmados por 193 estados con el compromiso de alcanzarlos en 2030, aportan oportunidades de negocio a las empresas. Por ello, y pese a que aún están poco presentes en las memorias anuales de las empresas cotizadas, son cada vez más las que consideran los ODS un referente importante para su estrategia. Según se desprende del primer informe realizado por ESADE, en el marco del Observatorio de los ODS de la Fundación Bancaria ”la Caixa”, la mitad de las empresas analizadas (el 50,3 %) aportan información no financiera.
Los sectores con índices más bajos de reporting no financiero son los de bienes y servicios de consumo, la industria y los servicios inmobiliarios, en que solo un tercio de las empresas reportan información no financiera. Les siguen la ingeniería, los servicios financieros y el turismo, que se sitúan entre el 50 y el 60 %; la construcción y el sector energético, con el 70 %, y, finalmente, con casi el 90 %, las empresas tecnológicas y de comunicaciones, que presentan informes no estrictamente financieros.
Los ODS nos muestran una estrategia alternativa de crecimiento a largo plazo. Esta alternativa solo es realizable con la implicación de las empresas y su plena identificación como actores principales de un nuevo modelo de desarrollo que propone hacer mucho más consumiendo menos recursos.
Muchos expertos consideran que estos objetivos son la mejor respuesta a los desafíos actuales, que deben convertirse en la brújula que defina la estrategia de las empresas, al tiempo que desarrollan un nuevo modelo de crecimiento. Un modelo que pretende no dejar nadie atrás
Los ODS proponen un plan para avanzar hacia una economía mundial mucho más responsable e inclusiva con las personas y con el planeta. Se sustentan en la convicción de que la humanidad puede progresar hacia el desarrollo sostenible porque dispone de capacidad innovadora y de instituciones para hacerlo posible
El principal reto es hallar el equilibrio que permita satisfacer las necesidades de mayor crecimiento e incremento de la producción. Los ODS proporcionan oportunidades atractivas de crecimiento para que las empresas innovadoras obtengan, también, tasas de rendimiento favorables y aumenten el valor para sus accionistas. Parece claro que en un futuro no muy lejano, las empresas que tendrán más éxito serán aquellas que avancen desde la actitud de cumplir hacia la de liderar.
De las 143 empresas analizadas, más de 40 mencionan los ODS de manera explícita en sus informes anuales. En concreto, destacan el ODS 8 (trabajo decente y crecimiento económico), el ODS 13 (acción por el clima) y el ODS 9 (industria, innovación e infraestructura). Los sectores con más empresas que incluyen los ODS en sus memorias son el tecnológico (el 62,5 %), el energético y el de la construcción (el 60 % en cada caso).
De los análisis de los informes anuales, se desprende que las empresas vinculadas a organismos promotores (como la Red Española del Pacto Mundial) presentan mejores resultados en transparencia y en voluntad de incorporar los ODS en sus memorias (el 67 % de las empresas socias, frente al 48 % de las firmantes y el 5 % de las no adheridas).
Con relación al empleo inclusivo y respetuoso con los derechos humanos (ODS 8), las políticas de retribución son opacas, así como el valor económico distribuido, especialmente en términos de fiscalidad y retorno a la comunidad. En términos de equidad e igualdad, solo el 22 % de las mujeres ocupan puestos directivos, mientras que el número de consejeras es aún menor (el 16,8 %). En ningún caso, se alcanzan los mínimos establecidos por la Ley de Igualdad.
La adopción de los principios de la economía circular todavía es muy incipiente y está lejos de comenzar a avanzar hacia el cambio de modelo que pretende superar la economía lineal. Las medidas más generalizadas son el reciclaje y la reutilización, pero cambios disruptivos como la refabricación todavía están por llegar. En este sentido, el 22 % de las empresas no reportan ninguna política de este tipo.
Según Liliana Arroyo, coautora del informe, “asumiendo los retos que plantean los ODS, las empresas pueden obtener nuevas oportunidades y reducir sus gastos, al tiempo que mejoran su reputación y fortalecen las relaciones con sus interlocutores principales: los clientes, los empleados y los reguladores”.
Además de las oportunidades, las empresas comparten una serie de barreras, tanto internas como externas, que interfieren en la adopción y la contribución a los ODS, como son el desconocimiento y la falta de apoyo por parte de la dirección, la dificultad de convertir los ODS en instrumentos de decisión estratégica, la medición de lo intangible o disponer de métricas distintas y no comparables. Sin embargo, también reconocen algunos elementos que facilitan la adopción de los ODS por su parte: la credibilidad de los ODS, la convicción y la visión clara por parte de la alta dirección, y el establecimiento de protocolos y metodologías propias estandarizadas.
Para identificar los impactos positivos que se pueden escalar y los negativos que conviene reducir o evitar, el informe recomienda identificar aquellos ODS que afectan directamente cada área de negocio y evaluar el impacto de las actividades a lo largo de la cadena de valor. Para ello, los ODS deben ser transversales a toda la empresa y estar conectados con el cambio de la cultura organizativa en la misma dirección.
Las relaciones entre las distintas partes, las políticas de comunicación y los sistemas o indicadores de medición y evaluación son factores igualmente importantes a la hora de aplicar los ODS en las empresas. Según el estudio, las empresas evaluadas coinciden en que lo que no se evalúa no se puede mejorar. Por ello, algunas han iniciado el proceso de crear sus propios baremos y métricas, y la posibilidad de desarrollar indicadores sectoriales se plantea como una alternativa.
Además, para evitar que los ODS puedan contribuir al greenwashing de las empresas, es decir, al “lavado de cara” para aparentar que hacen lo que en realidad no realizan, la medición y el reporting del impacto son claves. Para ello, las compañías deben comprometerse a cuantificar de forma integral los impactos y a establecer objetivos, así como a hacer un buen uso de la verificación y la certificación de terceros y a integrar la cuantificación y el informe de ODS en los procesos de toma de decisiones internas.
Si quieres saber más sobre los objetivos del desarrollo sostenible te recomendamos la lectura del informe global del Índice y Paneles de los ODS desarrollado por BertelsmannStiftung para la Fundación Telefónica. Aunque son índices y paneles no oficiales, los mismos son una buena guía para tratar de estructurar cualquier evaluación relacionada a las temáticas sobre las que tratan los objetivos del desarrollo sostenible.