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El impacto de la tecnología, que ha transformado en profundidad el sector financiero en el siglo XXI, continúa generando nuevos modelos de negocio, consolidando los entrantes y provocando transformaciones radicales en los actores más tradicionales. Durante la última década, las monedas digitales han cambiado nuestra concepción del dinero y tecnologías como la inteligencia artificial, el blockchain o la tokenización actúan como disruptores de los mercados financieros.
Ante este escenario, Eloi Noya empezó esta nueva sesión del Programa de Continuidad explicando los inicios del fintech hace unos 15 años con una primera ola, entre 2005 y 2018, en la que Paypal fue la primera fintech. “En estos años surgen startups con recursos limitados que no pudieron desafiar en su totalidad a los bancos tradicionales, pero sí podían enfocarse a un solo producto o servicio, de forma que retaban al sector bancario cada una con su propuesta. En esta ola, las fintech lideraron la dirección, forma y ritmo de la innovación en cada una de las verticales y cambiaron las expectativas de los clientes. Pero se sobreestimó el deseo de los mismos a abandonar la banca tradicional y no lograron crear nuevas infraestructuras de servicios financieros”.
En una segunda ola, vivimos una etapa de colaboración entre bancos y fintechs porque estas aportaban agilidad, innovación, reducción de costes, mayor experiencia de cliente, nuevos productos…, aunque les faltaba la confianza, el capital, las economías de escala, la infraestructura o la gestión de riesgos de los bancos. En la actualidad, las verticales que cambiarán más para 2030 y atraerán una mayor inversión son la banca abierta, los pagos, el mundo cripto y la banca minorista, según Noya.
En el medio plazo, las tecnologías que más se utilizarán serán machine learning, IoT y los procesos robóticos automáticos. Por ejemplo, la IA está presente en toda la cadena de valor de una entidad financiera: todas las tecnologías de voz, la biometría, la personalización, el asesoramiento financiero y la concesión de créditos utilizan IA.
“En un futuro cualquier empresa podrá tener esta capa de fintech incorporada, lo que plantea unos retos enormes para los bancos tradicionales”
Y el nuevo paradigma son las denominadas superapps. En Asia ya son una realidad y reúnen en un solo lugar todo lo que el usuario necesita. Los servicios financieros son una de sus puntas de lanza, a partir de la cual ofrecen redes sociales, reparto de comida a domicilio o reserva de transporte. “Los pioneros de las superapps están en China con Alipay y WeChat, que suponen una hibridación entre la actividad diaria y la actividad financiera. Aquí en Europa no tenemos estas superapps, pero tenemos ejemplos como el neobanco Revolut, que ofrece productos y servicios financieros junto a otros de nuestra vida cotidiana. También Amazon cuenta con servicios financieros, pero no parece que vaya a convertirse en un banco porque busca sectores con más rentabilidad”, explicó Noya.
En un futuro, cualquier empresa podrá tener esta capa de fintech incorporada, lo que plantea unos retos enormes para los bancos tradicionales porque el banco probablemente no será un sitio al que iremos, sino algo que haremos desde empresas no financieras, según el profesor.
Así, las finanzas integradas (embedded finance) serán una tendencia. Las finanzas integradas permiten a las empresas no financieras integrar los servicios financieros directamente en sus productos y servicios. De esta forma, se abre una gran variedad de posibilidades para las empresas. “Podemos hablar de pagos integrados, pero también podríamos hablar de préstamos o seguros integrados que se pueden ofrecer dentro de una misma aplicación, sin tener que ir a la web del banco para hacer la transacción. Ello supone un gran crecimiento de ingresos e implica más retención y fidelización de clientes y la obtención de datos. Vamos a un paradigma que se podría resumir, en palabras de Angela Strange, general partner de Andreessen Horowitz, como el fintech as a service: “Todas las empresas acabarán siendo empresas fintech”, dijo Noya.
Otro ámbito de disrupción son las finanzas descentralizadas (DeFi): un ecosistema financiero construido sobre la tecnología blockchain. Su principal característica radica en que son los propios usuarios quienes intercambian (ofertan y demandan) activos y servicios financieros directamente entre ellos, sin intermediarios. El blockchain también permite la tokenización de activos con menores costes de transacción y sin intermediarios. Para Noya, podremos tokenizar todo lo que podamos imaginar, y es un mercado gigantesco que permitirá muchos modelos de negocios.
Por otro lado, el monedero digital de la Unión Europea ya está en pruebas. Ello implica que en una misma aplicación los ciudadanos tendremos acceso a todos los documentos oficiales como el DNI o el carné de conducir y permitirá guardar contraseñas o realizar pagos oficiales como impuestos o multas. Además, una parte de los billetes físicos van a convertirse en euros digitales.
“Junto a esta iniciativa, el bitcoin, que intenta retar a la moneda de uso legal, no será moneda de pago, pero sí será una parte de nuestras inversiones porque va a preservar su valor en el futuro, mientras para los micropagos podremos utilizar criptomonedas más estables”, según el profesor.
“El fintech ha supuesto un gran avance en la inclusión financiera porque ha permitido que millones de personas en el mundo hayan tenido acceso a servicios bancarios”
Finalmente, Noya quiso destacar que el fintech ha supuesto un gran avance en la inclusión financiera porque ha permitido que millones de personas en el mundo hayan tenido acceso a servicios bancarios al disponer de un teléfono móvil, facilitando su progreso económico.